HACE 90 AÑOS DEBUTÓ EL «MOTOR FLOTANTE» DE CITROËN

André Gustave Citroën introdujo innovaciones que modificaron radicalmente la industria automovilística de su tiempo y contribuyó a construir la reputación de la Marca en materia de confort a bordo.

En abril de 1932, fue el primero en introducir en Europa el “Motor Flotante”, una innovación para amortiguar las vibraciones del motor interponiendo entre este último y el chasis unos soportes elásticos.

Lanzado inicialmente en los modelos C4 y C6, el “Motor Flotante” permitía reducir drásticamente las vibraciones a bordo y aumentar la seguridad, la estabilidad y el confort de marcha.

André Citroën dedicó siempre una energía especial a la búsqueda de nuevas soluciones tecnológicas para ofrecer una experiencia de movilidad caracterizada por la modernidad y el confort a bordo de sus autos.

De todas las numerosas aportaciones al mundo del automóvil, el fundador de la marca del Double Chevron supo sacar siempre un importante rendimiento publicitario alineado con su convicción de que “en el mecanismo del progreso, la innovación no es tan importante como su difusión”.

El “Motor Flotante” fue una demostración perfecta de esta filosofía; una innovación vanguardista propuesta en Europa en 1932, y que se convertiría, además, en un logotipo presente en el frontal de los modelos equipados con esta tecnología.

Cuando en 1919 André Gustave Citroën inició la producción de su primer vehículo, el Type-A 10 HP, la gran mayoría de los automóviles se construían como antes de la Primera Guerra Mundial, con un chasis de acero que sostenía el motor y una carrocería separada construida en madera o en metal. Así, cualquier vibración del propulsor y cualquier irregularidad del terreno se transmitían a los ocupantes del vehículo de manera notoria e incidían en la estabilidad de la conducción.

Por este motivo, muchos autos adoptaron las carrocerías realizadas bajo el llamado método “Weymann”, que incluía grandes paneles (generalmente el techo) realizados en materiales blandos, como cuero o vinilo, que evitaban que el interior de la carrocería entrara en resonancia. Citroën fue una de las marcas que se mantuvo fiel a esta solución hasta que, por primera vez en Europa, aplicó una patente comprada en los Estados Unidos: el “Motor Flotante”.

La tecnología del “Floating Power” fue desarrollada por el ingeniero Lee (gracias a los estudios sobre vibraciones de dos técnicos franceses: D’Aubarède y Lamaire) para una marca automovilística americana. Instalado en julio de 1931 en un motor de 4 cilindros presentado en el Salón de Nueva York de ese mismo año, se reveló tan eficaz que supuso un éxito entre el público, que multiplicó por cuatro las ventas de ese modelo.

Gracias a esta patente, a partir de abril de 1932, los motores de los automóviles Citroën estuvieron dotados de resistente soportes elásticos en caucho que “suspendían” el propulsor y le permitían oscilar ligeramente alrededor de un eje longitudinal que pasaba por su centro de gravedad, consiguiendo así que el motor se mantuviera constantemente en una situación de equilibrio y que el sistema absorbiera la mayor parte de las vibraciones y de los movimientos causados por su funcionamiento, garantizando una estabilidad de conducción y un silencio en el habitáculo nunca conseguidos hasta entonces.

Para subrayar todavía más la diferencia entre los confortables y silenciosos Citroën y el resto de los autos en circulación en Francia, se desarrolló una campaña publicitaria de gran impacto, completada con un informe con documentación clara y convincente que se repartió entre la red de ventas, todo ello apoyado por un elemento añadido: un emblema, un símbolo evocador y fácilmente reconocible, que identificaba la Marca con el motor flotante.

Lo que todo el departamento de marketing buscaba desde hacía semanas lo encontró una niña, Catherine, hija del director artístico de Citroën, Pierre Louys. En aquel 1931, en el que todos buscaban el logotipo perfecto, Pierre Louys paseaba con su hija por el parque del Bois de Boulogne y no dejaba de pensar en la cuestión del motor flotante y en cómo sintetizar en un dibujo esta nueva tecnología, cuando al borde del lago, la niña señaló fascinada los cisnes que se deslizaban sobre la superficie del agua: fue la inspiración que Pierre Louys necesitaba, sobre todo teniendo en cuenta que los cisnes dejaban tras de sí una estela en forma de “V”, que en cierto modo simbolizaba el Double Chevron. De este modo, para representar al nuevo motor flotante, dibujó un cisne que nadaba elegantemente entre los “chevrones”.

El logo fue rápidamente aceptado por todo el equipo de publicidad y definió uno de los períodos de oro de la comunicación de Citroën, al figurar en todos los documentos de las campañas publicitarias y en los carteles situados en las carreteras. También apareció hasta 1935 en todos los modelos equipados con esta tecnología, por ejemplo, los C6 y C4 de 8, 10 y 15 caballos.

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